Agustín Buades
Gran satisfacción por la aprobación de la ley de conciliación familiar
Se presentarán las enmiendas necesarias para vaciarla de la ideología de género.
parlamentib.es 04/10/2024 - 14:46:43

Gran satisfacción por la aprobación de la ley de conciliación familiar

Se presentarán las enmiendas necesarias para vaciarla de la ideología de género

El diputado Agustín Buades muestra su satisfacción por la aprobación histórica en Baleares de la ley de conciliación familiar tan necesaria para las familias de estas islas.

Pero esperará a que tenga su entrada en el Parlament de les Illes Balears para realizar la enmiendas necesarias para vacar dicha ley de la ideología de género que desenfocan lo que debe ser una eficaz conciliación sobre las necesidades de las familiares de estas islas


La conciliación entre trabajo y vida familiar es una necesidad en boca de todos, un problema acuciante de muchas familias y un objetivo declarado de la política social.

La llamada “generación sandwich” tienen que cuidar a la vez de sus hijos y de sus padres. En concreto, 4 de cada 10 cuidadores están en esa situación.

El envejecimiento de la población asegura que el fenómeno se extenderá. También aumentan las dificultades para atender familiares, niños o adultos, por la expansión de familias con madre y padre empleados, y de familias monoparentales.

Los perjuicios que causa el no acomodar las condiciones de trabajo a las responsabilidades familiares baja la productividad, no solo por los retrasos o las ausencias: también por el cansancio y la preocupación. Casi tres de cada cuatro empleados tienen personas que cuidar, y de ellos, cuatro de cada diez tienen que atender a la vez a sus hijos y a sus padres Cuando se pregunta si las dificultades para compaginar trabajo y cuidado de familiares perjudican el rendimiento, asiente el 80% de los empleados y solo el 24% de los empleadores.

Las empresas subestiman los costes directos e indirectos de la deficiente conciliación, como los derivados de la mayor rotación de personal, que exige gastar en buscar y formar sustitutos.

El trabajo es para toda persona -varón y mujer- fuente de realización personal y de socialización. Trabajar es servir y equivale a vivir. Sin embargo, nuestra sociedad ha vivido en las últimas décadas una exaltación del trabajo remunerado como principal indicador de la valía de una persona: vales por lo que el mercado te paga, y no por lo que has conseguido ser. De este modo, lo que prima es vivir para trabajar, en lugar de trabajar para vivir, desarrollarse, y servir a los demás.

Esta visión economicista, para la que sólo vale lo que se puede cuantificar y pagar, ha influido en la progresiva devaluación de los trabajos del hogar. Y ello a pesar del valor que el trabajo doméstico tiene en toda sociedad. El trabajo doméstico, tan desprestigiado en ocasiones a favor del trabajo realizado en el mercado laboral, cumple un papel esencial: tiene un valor invisible pero real, supone un ahorro para los servicios sociales públicos, y, por su misma naturaleza, desarrolla en la persona habilidades y competencias relacionadas con el servicio y la convivencia. En un contexto así, urge que los gobiernos, las empresas, las familias, los medios de comunicación, y el mundo académico, trabajen conjuntamente para paliar uno de los problemas sociales más acuciantes: reconocer el valor económico y social de la conciliación.

Eliminar las barreras que impiden tener el número de hijos que se desea, no solo es facilitar la culminación de un proyecto vital y personal, sino garantizar la riqueza y la sostenibilidad del país en el medio y largo plazo La edad media del primer hijo ha pasado en España de los 24.2 años en 1975 a los 32 en 2023. Si se excluye a las mujeres inmigrantes, la edad media de las españolas sube a 32.4 .

Una realidad de la que no es ajena la percepción del 56% de las mujeres que creen que tener hijos limita la trayectoria profesional, y del 35% que afirman que para llegar a lo más alto se han de hacer importantes renuncias familiares.

A pesar de ser la familia la institución más valorada por los españoles, existe una percepción mayoritaria del escaso reconocimiento que se presta a las familias. Y esto tiene mucho que ver con la escasez de ayudas y una visión distorsionada del papel que desempeña.

Una de las muchas maneras que tienen los gobiernos de demostrar fácilmente la prioridad que conceden a esta institución social, es dotarla de los necesarios recursos, ampararla mediante leyes oportunas, e institucionalizar un tema que, más que nunca, se ha vuelto prioritario.

En definitiva, hay que lograr una armonización real del tiempo dedicado a las obligaciones laborales y la vida familia, a fomentar la corresponsabilidad y la igualdad entre hombres y mujeres y a promover la parentalidad positiva .

 

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