Editorial: Todos los caminos políticos en Cataluña terminan invistiendo a Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat. Otra cosa muy diferente es que esté la amnistía aprobada y pueda ejercer el cargo. Seguirá en el exilio hasta que el Tribunal Constitucional de Sánchez de luz verde a una fechoría jurídica de inspiración cubana. Todo indica que ganará el PSOE de Illa, seguido muy de cerca del prófugo. Las cuentas son claras, si los Independentistas suman, el más votado será Puigdemont y por lo tanto tomará la delantera para su nombramiento de Jefe de la autonomía catalana. Si el Independentismo no suma, el PSOE de Sánchez e Illa le facilitarán la investidura y de esa forma Gobierna Puigdemont en Cataluña y Sánchez en Madrid. Cualquier otra posibilidad pasa por elecciones generales. Puigdemont no estará ni un día en la oposición y sus 7 diputados de Madrid harán caer a Pedro Sánchez sin ninguna contemplación. Si o si, Puigdemont será presidente. Si se le ocurre a Illa darle la presidencia a ERC, junto a los Comunes, la CUP y otros pequeños partidos. Van listos.

Quién no tiene ninguna posibilidad de ser presidente es Illa (PSOE), nunca le dará el apoyo ERC, ni otros, porque se ha terminado la legislatura en Madrid y eso a Esquerra le perjudica muchísimo. Se terminaron las preferencias a todos los niveles, deuda autonómica, traspasos de competencias, poder absoluto, dinero sin fin, cargos a nivel nacional a montones, puertas giratorias. Además sus amigos del PNV y ETA-Bildu les pedirán que se sacrifiquen todos en beneficio de Puigdemont porque la legislatura de Madrid les ha dado las llaves de las cárceles, ventajas de toda índole, dinero como nunca y ahora se gesta la plena autonomía, que pague España la Seguridad Social, recaudación de todos los impuestos, rebaja de lo que suponga desequilibrio presupuestario. Cuando se puso la Moción de Censura al PP ya estaba todo diseñado y ahora toca repartir Cataluña con Puigdemont como Jefe, al igual que ocurre en el País Vasco con el PNV. Ambas autonomías seguirán gobernadas por independentistas y nacionalistas, y Madrid lo mismo, con el cooperador necesario del PSOE. Si se enfada Puigdemont y los suyos, se va todo al garete, y eso no lo quiere nadie, incluidos los empresarios amigos, todos los medios de comunicación del régimen, los miles de asesores, tertulianos, apesabrados, subvencionados, sindicatos traidores a su clase, financieros sin escrúpulos, juristas vendidos y desclasados.

Que curioso hacer unas elecciones en la comunidad autónoma tan lista y espabilada y solo tener una opción. Todos los votos son para Puigdemont, no entiendo porqué se han gastado decenas de millones de euros, es un derroche. La Sexta, el País, TV3, TVE, Cuatro, La Vanguardia, El Periódico, un montón de diarios digitales y webs, se han desgañitado para que parezcan unas elecciones normales, a sabiendas que todos y todas trabajaban para la misma causa, Puigdemont. Que al señor no le falte de nada porque si Madrid salta por los aires, adiós al negocio. Hasta Yolanda tendría que dejar el palacio de 450 metros cuadrados, el falcón, los dineros en ropa y comida, y todo su séquito del más puro vacío. Que mentira es todo, algunos votarán a Illa pensando que su sufragio hará presidente a un socialista sanchista. La CUP lo sabe, nadie les engaña, terminarán por entregarse a Puigdemont, ya fueron colegas de la derecha en otras etapas no muy lejanas. Cuando había certezas de la república catalana. Todo por el ideal supremo. Que chistoso es este país nuestro, al final será España y sus territorios los que pidan la independencia de Catalunya y Euskadi, y que sean estados diferentes con todos sus derechos. Que ellos y ellas siembren y recojan sus cosechas, que nadie les quite nada, pero que tampoco pidan. Fronteras para todo, separación de bienes. Su territorio y su nómina, sin mezclarse. No entiendo como desde hace siglos nos siguen engañando amagando la segregación. Claro que deben ser independientes y hacerse hermanos de los franceses, nosotros llevamos mucho tiempo haciendo de primos. Por Rafael Gabaldón San Miguel.